Por Ivonne Morales.
Mural Web por Marko Franasovic.
Basada en entrevistas a los profesionales de las ciencias económicas Martín Traverso y Jorge D´avetta.
Hace más de un milenio que el mundo pende de un papel. El billete y la propiedad privada determinaron vidas durante siglos. ¡La paradoja de la existencia humana! nosotros creamos el dinero, pero parece que el nos crea hoy. Si la presencia de la moneda ha sido eterna, si necesitaste de ella para llegar al mundo, alimentarte, crecer, aprender y relacionarte ¿Te parece acaso qué debes dedicar tu vida únicamente a seguir cultivándola? la falta de cuestionamiento descansa en la costumbre, pero siempre te quejas de lo mismo, no te sientes satisfecho, te volviste esclavo de un objeto creado por alguno de nosotros para “satisfacer nuestras necesidades” y aunque el objetivo no se logró nunca, el temor a cambiar los valores aún es implacable.
Recuerda que la economía en esencia no está supeditada al concepto de “dinero.” Economía, desde Aristóteles hasta Engels, es comprendida como la ciencia que estudia la distribución de los recursos materiales escasos que satisfacen las necesidades del ser humano. Sin embargo, este mecanismo de distribución elevo tanto al papel/moneda como recurso material, que su sobrevaloración no alcanza tal objetivo. Cuestionamientos sobre la escases real de los recursos azotan las mentes revolucionarias de nuestros tiempos e invitan a reflexionar sobre el actual sistema de distribución.
En la antigüedad (4000 a 1000 a.c.), días en que naciones como China, Babilonia, Egipto, Asiría y Mesopotamia eran modelo de desarrollo, la función de la economía fue únicamente desubsistencia y autoconsumo. No es hasta el 2.500 al 125 (a.c) que comienza a surgir el competitivo y ambicioso concepto de “propiedad”, la sutil esclavización del “contrato comercial” y el “salario”. El primer sistema de intercambio “comercial” con registro histórico fue el trueque y se fundamentaba en la práctica de oficios según tradiciones familiares (o talentos personales) y el canje de bienes y servicios por otros distintos.
Algunos economistas de trayectoria, como Jorge D´avetta, afirman que la caída del trueque se debe a la escasez de prácticas fundamentales para la productividad mundial, como la agricultura o la ganadería. Además del excesivo beneficio de las personas de este sector productivo en descredito de otros oficios, cuyos productos eran menos demandados, nada muy distinto a lo que ocurre hoy. Por su lado, las nuevas generaciones de las ciencias económicas, cómo Martín Traverso, indican que el problema fue la base, el intercambio(dar/ recibir), con una exacerbada obsesión en el recibir, mismo vicio del sistema actual, cuya inestabilidad ha sido evidente desde la caída del Wall Street en la década del 30, hasta la crisis del Euro.
En la era del canje directo entre servicios y bienes, muchas veces las dos partes tenían lo mismo para ofrecerse. Este problema, genera la necesidad de crear otro sistema, comienza entonces el valor “simbólico” de objetos como caracoles, cabezas de ganado, bolsitas de sal (de ahí la palabra "salario") o esclavos, para utilizarlos como forma de pago. En Asía Menor, según Herodoto (historiador), fue el primer lugar donde comenzaron a usar monedas hechas de metales “valiosos” para pagar por los bienes y servicios que necesitaban y facilitar la transacción. Más tarde, inventaron el papel y la tipografía en China para simbolizar el capital del país y el de cada individuo.
La “reglamentación” más rigurosa de producción y consumo surge con el “conservadurismo” con este movimiento medieval se subordina la economía a los valores morales y se comienza a aplicar un “justo” precio a los artículos de consumo y a la remuneración de los trabajadores,“combatiendo”la esclavitud. En la edad media, el sistema de cambio actual se estableció y terminó por hegemonizarlo todo. Con las Cruzada se incrementaron las posibilidades de comercio con Asia Menor y el norte de África. Crece entonces la ansiedad por acceder a la moneda externa más poderosa y se destruyen límites geográficos de mercado.
Pero, aunque lo olvidemos, el dinero al estar hecho de papel o metales menos preciosos que en la antigüedad, tiene muy poco valor por sí mismo, su importancia es subjetiva y de atribución humana. Los billetes “representan” un costo monetario decretado por el gobierno de cada país. Se dice, que durante el siglo XVI aparece en occidente (Europa) el papel moneda como tal y su valor era equivalente a los depósitos en oro de cada país. En la actualidad, gran parte de los países tienen su propio sistema monetario e imprimen su propio dinero.
Esta uniformidad en el sistema aplaco la diversificación de actividades y bienes, provocando la sobrevaloración y la inflación del costo material, junto a la reducción de lo fundamental: los recursos naturales. Actualmente, como durante la crisis del trueque, la escases de fuentes productivas y la preponderancia de los monopolios comerciales, nos han obligado a recibir todo aquello necesario para la vida desde fuentes externas, concentrarnos en generar únicamente el objeto de cambio y no así los recursos necesarios para la subsistencia, por lo que el desequilibrio de este sistema de intercambio es evidente.
El sistema y sus valores trastornados, fomentan la pobreza y la desigualdad. Si las estadísticas reflejan que más de 350 millones de personas en el mundo se hunden en el llanto depresivo, claramente la capital de las “necesidades humanas satisfechas” no es el mundo que construimos hasta hoy, tú lo sabes y lo padeces. Mientras continuamos adorando a este pedazo de papel, desaparece la verdadera importancia de la economía, desconocemos su funcionamiento, aplastando la esencia real de la vida y reduciendo aún más las posibilidades de ser feliz.