Por: Ivonne Morales y Natalie Harker
Un canto del alma, una melodía que clama libertad. La música es un fenómeno que trasciende negras, corcheas, sociedades y razas, para entonar el sentimiento puro de una sociedad. De origen prehistórico e inexacto, se dice que la composición de las primeras melodías fue una armonía de sonidos realizada sin prejuicios, técnicas, ni instrumentos. Eran tribus prehistóricas que se reunían para componer con tres ingredientes básicos: sentimiento, voz y percusión corporal.
La dominación y el sufrimiento de ciertas razas, se transformó en placer y sentimiento al compás de las ansias de liberación. En nuestra tierra germinan notas de un pueblo de garra y lucha. Latinoamérica fue reprimido, reducido y golpeado a lo largo de su historia, pero siempre vio renacer su voz, su esperanza, su ideal de justicia, reflexión y libertad con su rock, su folklore, sus baladas, su samba, su rap y hasta su funk.
Con nuestra música andina emerge fuertemente el recuerdo del origen. En nuestros oídos se empalma la raíz del indígena, en una mezcla de sonidos que hacen vibrar nuestra tierra. Esas costumbres que fueron silenciadas en la cotidianidad, pero que en la música sueltan cadenas y vuelan con su expresión.
El ritmo de la alegría hace eco de una sociedad que germina del sufrimiento de una raza. Fuimos herederos de cierta esclavitud, pero también de una fuerte expresión de felicidad. Muchos de esta influencia de festejo proviene del África, en una auténtica manifestación de esperanza. La zamba, el candombe, la cumbia son algunos de los tesoros que conservamos producto del mestizaje y la fusión.
Alrededor de estos ritmos, durante el tiempo se ha generado un lenguaje cultural, que refleja sentimientos de una región en resistencia y reinvención constante por medio de la música, atravesando clase, género, etnias, y determinando culturas e idiosincrasias. La tradición musical latinoamericana determina y refleja las costumbres de cada lugar, los bailes típicos que se desarrollan en torno a las tradiciones sociales van acompañados siempre de un ritmo con significado, que más que sonido, interpreta las expresiones culturales de los pueblos.
Un ejemplo característico de la música latinoamericana como expresión de libertad, es la verdadera esencia de la cumbia, un ritmo que se ha reinventado y resignificado de diferentes formas a lo largo de la región y que simboliza el goce de la libertad. La palabra Cumbia viene de cumbé, expresión africana utilizada para fiesta en su sentido sanador, un regocijo interno que simboliza que aunque este sea un pueblo con una historia encadenada, la libertad viene de adentro.
El contenido de letras y sonidos que componen la música latina han sido de por si críticos y libertarios, dando cuenta de los tropiezos históricos de nuestro pueblo, de nuestra lucha y reclamo por medio del sonido. En este pedacito de continente la música siempre encontró un lugar, los instrumentos fueron adaptados y encontrados en el propio entorno. La expresión del sonido latinoamericano siempre fue ese grito desde el alma que entonaba su libertad.
Basado en entrevista al Círculo de voces, y al grupo Medio Limón y su proyecto Cultura Cumbia.