El sabor de la diversidad

Por: Natalie Harker

La cocina latinoamericana es muestra del mestizaje de nuestra región. La incursión de nuevos alimentos traídos por los conquistadores y demás inmigrantes que llegaron a estas tierras, generó la integración de productos y alimentos extranjeros con las preparaciones propias de cada lugar. Una fuerte tradición culinaria que incorporó estas nuevas preparaciones para enriquecerse, aunque conservando siempre su carácter original.

Alimentos Ibéricos, asiáticos, africanos, orientales y de todas partes del mundo hoy sazonan las comidas de nuestra región, adoban nuestros productos y hacen parte de nuestro propio sabor.

La conquista europea, que trajo consigo múltiples sabores, en un inicio fue celosa de integrar sus productos a las costumbre de los nativos de nuestra región, pero con el tiempo fue imposible evitar esta fusión de sabores y generar la transformación de los platos originarios.

La riqueza y facilidad de producir de nuestros suelos permitieron que muchos de los alimentos que migraron a la región hoy tengan una producción local y una adaptación a las costumbres del pueblo latino, dejando como resultado característico de nuestra gastronomía la esencia multicultural.

La pluralidad de etnias y la diversidad de creencias, son características latinas que se ven también representadas en nuestros platos tradicionales, que cambiantes de pueblo en pueblo, siempre están en constante transformación. La gastronomía latinoamericana no sólo es el resultado de los alimentos que la componen, también es muestra de una cultura que se reúne a generar sociedad alrededor del alimento.

Los elementos de esta cocina son tan diversos, que la nuestra no es una gastronomía uniforme, pues se compone de tantos sabores y colores como nuestra sociedad y cultura misma. Una unión de ingredientes que en el plato se permite, no importa colores aromas, sabores, la procedencia o el lugar, solo importa que la unión de estos frutos de la tierra dé lugar a una de las más ricas gastronomías.