Por: Felipe Rodríguez
Hoy en día es cada vez más necesaria la adopción de conductas y prácticas que nos lleven al desarrollo de una sustentabilidad a nivel planetario. Son alarmantes los diversos datos que demuestran que nuestra civilización ha sobrepasado varios límites ecológicos, como la capacidad de soporte de la tierra, lo cuál afecta el desarrollo diario de nuestras vidas y evidencia el efecto de este quiebre ecológico a nivel económico, social y ambiental en diversas partes del planeta. A pesar de todo ello, parece ser que la mayoría de las personas aún ni siquiera se han enterado de la grave situación en que nos encontramos como civilización y de la necesidad urgente de dar un giro radical a nuestra manera de vivir.
Para Boff (2012) la sustentabilidad considera todos los aspectos de la realidad, de lo más vasto como el universo, hasta lo más íntimo del corazón del individuo. Todo existe y coexiste gracias a una energía poderosa que produce la sustentabilidad y permite que la evolución continúe en su curso de expansión, de auto-creación y de emergencias, de formas cada vez más complejas y espirituales, permitiendo al ser humano ser testigo de este proceso, sentirse parte de él, crecer y enriquecerse con él.
Se considera que el budismo promueve muchos valores ecológicos y sociales favorables a una filosofía de vida sustentable. En ese sentido, la economía con orientación budista ha experimentado ricos desarrollos teóricos en los últimos años y proporciona una alternativa a la economía dominante basado en el crecimiento constante. Este desarrollo ayudó a impulsar dos paradigmas de desarrollo budistas - Felicidad Nacional Bruta de Bután y Economía Suficiencia Tailandia - a la vanguardia de las agendas nacionales en su respectivos países, lo que demuestra el aumento de la aplicación del pensamiento budista en diversos aspectos de la sociedad (Suwan, 2008).
En este momento de multi-crisis en la que nos encontramos, surgen dos preguntas que ayudan a guiar esta reflexión ¿Cómo hemos llegado hasta este punto? y ¿Qué herramientas nos ofrece el Budismo para salir esta situación y alcanzar una sustentabilidad verdadera?
Por años las ciencia occidental nos ha convencido de que el hombre es intrínsecamente malo y teniendo esta premisa como base se han estudiado, de manera fragmentada y reduccionista las diversas facetas en que el ser humano interacciona con la realidad. A partir de aquí, se han desarrollado diversos modelos teóricos que intentan dar una explicación del funcionamiento de esta realidad y que, en principio, nos es ajena. Esta fragmentación, que viene desde un nivel epistemológico, dio origen y evolucionó hasta una casi total separación del hombre y la naturaleza, siendo esta un mero instrumento para alcanzar nuestros objetivos de bienestar y felicidad. De ella extraemos recursos y en ella depositamos nuestros desechos.
Por otro lado el Budismo desde hace más de 2.500 años promulga el altruismo como eje fundamental para alcanzar la felicidad en el planeta. Lo que implica un comportamiento que aumenta las probabilidades de supervivencia de otros a costa de una reducción de las propias. En este sentido, las últimas investigaciones parecen demostrar que el altruismo verdadero existe. El budismo nos dice que existe un potencial para el bien que siempre esta latente y para que este se manifieste en su máxima expresión, debe ser trabajado a nivel mental y una de las principales herramientas para este trabajo es la meditación.
Nuestro estado mental, la forma en que interpretamos lo que nos sucede, es lo que realmente determina nuestro grado de felicidad y de “bien estar” interno. Desde hace un año el gobierno del Reino de Bután, donde gran parte de su población es budista, ha pasado a ser ampliamente conocido a partir de su Indice de Felicidad Nacional Bruta (FNB), como manera de medir la prosperidad entre su población, en vez del Producto Interno Bruto (PIB). Recientemente el FNB fue presentado en la ONU como índice de medida de felicidad que podría ser replicado a nivel mundial, por la primera vez se esta considerando la importancia de la felicidad en el desarrollo de la personas. Para Dalai Lama la felicidad es el objetivo de la vida, uno de los dramas de los tiempos actuales, es que buscamos la felicidad donde no está y perdemos nuestro tiempo en el consumo y la búsqueda material. Para el budismo, el altruismo es el concepto que puede ayudar a traer la felicidad genuina y duradera en el tiempo.
A nivel micro, muchas comunidades de todo el mundo están tratando de traducir la mayor parte de principios fundamentales del budismo en formas de convivencia y en un intento de luchar contra la marea de la degradación ambiental y social. Así, el budismo está teniendo un impacto en la sustentabilidad a nivel mundial. Sin embargo, aun faltan muchos estudios e investigaciones que demuestren de que sus maneras ayudan a una transformación personal que lleve a un comportamiento sustentable.
Hay muchas cosas que podemos hacer, comenzando por la simplicidad voluntaria en la celebración, la alegría y la realización personal. Estos factores parecen tener un papel más importante que la búsqueda de mayores posesiones, más consumo y más bienes, conductas que están fuera de cualquier límite y esta llevando al mundo a una situación catastrófica, en donde la contaminación de los ríos y los océanos son una amenaza presente, donde el calentamiento global se hace vez más presente. Además de la devastación de los suelos y los campos que amenaza nuestra alimentación, y por último el trato brutal de los animales de granja, que pasan su vida en espacios reducidos siendo engordados a la fuerza para servir de alimento.
Referencias:
Boff, Leonardo. Sustentabilidade: o que é: o que não é. Petrópolis, RJ:Vozes, 2012.
Suwan, Chaiyatorn T. Buddhist perspectives on Sustainability: towards radical transformation of self and world, [Tesis de Doctorado]. Melbourne: School of Global Studies, Social Science and Planning, RMIT University, 2008.