La alimentación también hace parte de ese sistema de ideas y ‘supuestas verdades’ impuestas por el imperialismo y su principal sustento: la industria.
En función al capitalismo, la alimentación fue industrializada y sistematizada de forma global, olvidando factores geográficos, regionales, culturales y hasta nutricionales en su producción. Una idea de desarrollo basada en la sobrexplotación e intervención de la producción de la tierra es hasta hoy el sustento de este sistema.
Basada en la llamada revolución verde, en los 60 la producción de alimentos inició un proceso de industrialización con el supuesto fin de incrementar y optimizar la producción agrícola, y desde entonces, determina la forma en que se genera, produce y comercializa el alimento en el mundo.
Por medio de la modificación de algunos granos y semillas determinados, se introdujo un sistema de producción agrícola artificial valiéndose de la modificación de los ciclos de riego, la alteración de los métodos naturales de producción, el uso de sustancias químicas y la modificación genética de los alimentos.
Avanzado este proceso no solo los productos de la tierra se convirtieron en transgénicos o alimentos genéticamente intervenidos, esta alteración también se aplicó con fines industriales a la ganadería como la segunda actividad económica alimenticia en el mundo. La vida animal también hace parte entonces de una producción artificial en condiciones impuestas.
Esta forma de producción alimentaria obedece ciegamente a la dinámica de la industria que se vale de la sensación de estar generando un bienestar, reduciendo la pobreza y el hambre en el mundo. Por esto es paradójico que tras la aplicación durante décadas de estas 'soluciones', según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), existen alrededor de mil millones de personas con hambre. El problema no es de escasez, es de acceso y distribución.
Basándose en monopolios que manipulan la alimentación del mundo, este mismo sistema genera su razón de ser, causando más pobreza y hambre, para mostrarse como solución, alimentando al mundo con veneno, por medio de sistemas de industria esclavizantes, pobreza, muerte, y claro, un muy buen negocio para pocos