Por: Natalie Harker
“De sangre Italiana y corazón argentino. El vocalista y creador de Sumo es inmortalizado en las paredes de lo que fue su último hogar. Como bar y sitio de interés cultural, así vuelve a cobrar vida 'La Casa de Luca Prodan'.”
Es difícil escribir cuando se trata de un ícono, de un símbolo musical para un país, de un ídolo para muchos y un gran artista. Y cuando se viene de lejos, donde la historia es ajena y Luca Prodan no suena, el cuento puede ser otro con un significado igual. Un relato construido por sus fans y sus sentimientos alrededor de un personaje que con su genialidad, locura y descontrol, aún sigue generando inspiración.
El lugar donde por última vez se le vio, murió con el, hace ya casi 25 años y hoy rescatado del olvido y la dejación, es un espacio abierto para la cultura, el arte y la música. Una de las más antiguas casas del casco histórico de la ciudad de Buenos Aires hoy vuelve a la vida como homenaje a un ícono del rock argentino: Luca Prodan.
Y es que parece que aún su presencia sigue allí, pues fue justo en esta casona colonial en donde el mítico artista vivió sus últimos días, y desde donde hizo su despedida a una Argentina que lo adoptó como propio. En este lugar del centro porteño Luca dejó de existir, aunque solo en cuerpo.
Paredes que desde 1744 han visto la historia trascurrir, quedaron abandonadas cuando el vocalista y creador de Sumo tocó el último acorde de su rock. Tras la muerte de Luca el lugar cerró sus puertas para llorar en silencio su ausencia. Largos años de abandono pasaron para que esta antigua construcción fuera recuperada y restaurada por quienes quisieron revivir al artista.
Uno de los pioneros de este proyecto es Marcelo Otero, quien emprendió con el apoyo de algunos amigos la reconstrucción de un lugar entre maleza y destrucción. El deseo de inmortalizar a Luca deja hoy de nuevo esta casa a puertas abiertas, puertas testigo de que al pasar de los años el músico vive en la memoria de sus seguidores.
Su historia, bien conocida en la Argentina, es la de un inmigrante que quedó anclado en el corazón del país gaucho. De origen italiano, Luca llegó buscando un nuevo rumbo, y huyendo de sus demonios partió desde Londres, lugar en el que vivía, para traer con el una creatividad musical y personalidad absorbente que conquistó la escena musical argentina.
En 2010, cuando Luca hubiera cumplido los 57, se reabrió por primera vez, tras años de trabajo y restauración, lo que tiempo atrás fue el conventillo de Alsina al 451. Empeño y dedicación para salvar un lugar que hoy, tras ires y venires, se reabre de nuevo como multipropósito cultural, para llenarse de arte y buena música. Actualmente en cabeza de Andrea Yacopic y Ariel Belont, este espacio sigue haciendo quite a su final.
La casa, que fue declarada sitio de interés cultural por el gobierno de la ciudad, estuvo casi a punto de desaparece para convertirse en un local comercial. Esto cuenta Andrea, quien junto a Ariel, hoy continúa las tareas para mantener en pie un espacio que a través de Luca pretende promover la expresión del rock. Una tarea nada fácil, pero que se nutre de la fuerza de un Luca que sigue moviendo masas.
“La casa de Luca Prodan”, del olvido a un rescate luchado, un homenaje a Luca que pretende ser más que una casa con su nombre, más que la restauración de su última morada o la veneración de su lecho de muerte, para ser un escenario de homenaje con acción. Y que mejor homenaje que la reproducción del legado que Luca dejó, disponiendo su casa para la presentación de nuevos músicos, proyección de cortos, talleres de teatro, y en general, cualquier expresión y alternativa cultural.
La vida de Luca que allí se extinguió un 27 de diciembre de 1987 parece que nunca termina, su legado sigue hoy y ya para siempre presente en quienes conocen su música y su historia, su energía aún moviliza y crea. Lo de Luca se reabre, la gran casona revive una vez más, Sumo sigue presente y hay aún quienes dicen “Luca not dead”.
Sus influencias musicales en la adolescencia era la de grupos como Canned Heat, Soft Machine, Syd Barret o Pink Floyd, entre otros. En la década de los 70 compuso algunos de sus más reconocidos exitos inspirados por ejemplo en músicos como Bob Dylan, David Bowie, Nick Drake, Morrison o Lou Reed. Para este momento también conforma su primera banda
The New Clear Division donde además mostraba influencias del punk.
Su estilo estaba compuesto por ritmos como el dub y el reggae, generando una interesante fusión.
Llega a la Argentina ya en la década de los 80 buscando un cambio de vida y sin mucho tiempo aquí, de la mano de Germán Daffuncio y Alejandro Sokol, inician la banda Sumo. A este explosivo grupo, por el que pasaría en algún momento la gran amiga de Luca Stephanie Nuttal, se unirían luego Roberto Petinatto, Alberto Troglio y Ricardo Mollo. En 1985 sale su primer disco oficial “Divididos por la felicidad”.
El último de los tres discos de la banda sería “After Chabon”, grabado en 1987 año en el Luca muere en la casa de Alsina al 451.